El «Charles Fort», creado en 1969 por universitarios de Valladolid, analizó fenómenos extraños y organizó jornadas sobre ufología y parapsicología
Cuando se celebró el primer Ciclo de conferencias sobre el fenómeno ovni en Valladolid, hace ahora cincuenta años, nuestra ciudad figuraba entre las primeras de España en contar con un grupo dedicado a la ufología con pretensiones científicas. Se llamaba «Charles Fort» en homenaje al famoso investigador norteamericano considerado el padre de la investigación de aquellos fenómenos anómalos no solventados por la ciencia de su época. Este colectivo vallisoletano, compuesto íntegramente por universitarios, ha pasado a la historia como uno de los pioneros sobre esta temática en España junto al Centro Investigador de Objetos Volantes Extraterrestres (CIOVE) de Santander y la Red Nacional de Corresponsales (RNC) de Sevilla.
Entre sus principales impulsores figuraban José Ángel Macías, médico psiquiatra y profesor de la Universidad vallisoletana, que ocuparía el cargo de secretario general, José Luis Fernández Tascón, vicesecretario, y otros como Jesús María Alonso, Carlos Blanco, Enrique Bueno, Miguel Alcover o Pablo Ruiz de la Torre. Comenzaron a movilizarse en 1969 y a los pocos años ya sumaban medio centenar de socios. Guardaban una estrecha relación con el padre dominico Antonio Felices, ufólogo de fama nacional que, además de donarles su archivo, fue nombrado director honorario del grupo.
Macías insistía en la importancia de nuestra ciudad como cuna de la parapsicología, pues así lo acreditaba la famosa lección inaugural del curso universitario 1927-1928 a cargo de Lorenzo Torremocha sobre «Experiencias de sugestión mental a distancia», en la que expuso algunos ejemplos de hipnosis. En una entrevista concedida en 1973, el fundador del grupo «Charles Fort» se presentaba como «especializado en fenómenos paranormales de efectos psíquicos o de conocimiento, como la telepatía o la clarividencia», pero siempre desde un punto de vista científico.
De hecho, la parapsicología (el grupo editó a ciclostil una revista con este nombre) y los ovnis fueron los asuntos en los que más incidió el grupo en aquellos años, a través de actividades como conferencias, jornadas, seminarios y estudios de campo. Ya en 1971, por ejemplo, el «Charles Fort» asistió a la primera asamblea nacional sobre los platillos volantes, celebrada en Madrid los días 1 y 2 de mayo de 1971. «El ovni es un objeto real del que hay registradas distintas apariciones en nuestro planeta», señalaban. Cuatro años después, en el marco del primer Ciclo de conferencias de Valladolid, celebrado en la Caja de Ahorros Popular, dejaron claro que «Valladolid es centro receptor de vehículos y seres extraterrestres». Ya entonces, decían, habían hecho acopio de evidencias suficientes para demostrarlo, concretamente un expediente completo sobre seis fenómenos ocurridos en la región entre 1970 y 1974, siendo el más espectacular «un aterrizaje con presencia humanoide en Puente Herrera en 1970».
Ocurrió el 16 de agosto, a las once y media de la noche, en la finca de Luis Diego. Era sábado. La muchacha de servicio, que tenía 22 años, estaba viendo la televisión cuando, de pronto, unas interferencias interrumpieron la retransmisión y un silbido penetrante le llamó la atención. Salió al exterior y se topó, según su propio testimonio, con un platillo de tres metros de alto, repleto de luces y con una cúpula transparente. De él salió un «humanoide» que medía un metro ochenta, vestía traje negro ceñido y llevaba unas pulseras brillantes. Incluso dejó huellas en el terreno que, según los investigadores, demostrarían que pesaba en torno a sesenta kilos. El grupo «Charles Fort» expuso este y otros casos asegurando que se trataba de «visitas» protagonizadas por «seres inteligentes provenientes de otra cultura evidentemente superior a la nuestra». Lo mismo hizo en el III Ciclo de Conferencias sobre ovnis, celebrado en mayo de 1979 en la Sala Borja, cuyo objetivo era debatir sobre este fenómeno desde un punto de vista científico.
Imagen principal - Arriba, asistentes al III Ciclo de Conferencias sobre ovnis organizadas en 1979 por el grupo Charles Fort. Abajo, su fundador, José A. Macías, y el padre Felices, director honorario del mismo.Imagen secundaria 1 - Arriba, asistentes al III Ciclo de Conferencias sobre ovnis organizadas en 1979 por el grupo Charles Fort. Abajo, su fundador, José A. Macías, y el padre Felices, director honorario del mismo.
Arriba, asistentes al III Ciclo de Conferencias sobre ovnis organizadas en 1979 por el grupo Charles Fort. Abajo, su fundador, José A. Macías, y el padre Felices, director honorario del mismo. EL NORTE/ARCHIVO MUNICIPAL
Revelaron, por ejemplo, el avistamiento de objetos no identificados en localidades como Mojados, Megeces y Cogeces, pero sobre todo recordaron el terrible suceso ocurrido en julio de 1975 en Villaester de Abajo, municipio de Pedrosa del Rey, cuando el agricultor Emiliano Velasco Báez, que estaba arando con un tractor, se topó de pronto con un platillo volante que flotaba a medio metro del suelo. Tenía forma cilíndrica y en el centro disponía de una estructura en forma de sombrero inclinado con ventanas, era de color brillante y mostraba varias antenas en la parte izquierda. Además de lanzarle un potente fogonazo, emitió un silbido intenso y, automáticamente, el cristal retrovisor resultó agujereado. Las pesquisas sobre el terreno por parte de la Guardia Civil no dieron fruto, y tampoco pudo averiguarse qué clase de artefacto había provocado el orificio, pues no casaba con ningún tipo de bala. Estudiaron el caso la Cátedra de Química de la Facultad de Ciencias, el grupo «Charles Fort», J.J. Benítez y el citado padre Felices, sin sacar conclusiones claras. Desde aquel mismo día, la salud de Emiliano fue paulatinamente empeorando, hasta fallecer tres años después víctima de un tumor cerebral.
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