La Valencia Oculta: El Ovni de Turís.
Una semana más os traemos un artículo en nuestra sección «La Valencia Oculta». Esta es una historia que se cuenta y que circula por Internet, la veracidad de la misma la debe dictaminar el lector, nosotros no podemos afirmar que sea cierta o no, no lo hemos vivido, así que cada uno saque sus propias conclusiones. Recordad que a veces son bulos que circulan por internet, leyendas urbanas, y otras son historias reales. Habrá quien mantenga su veracidad debido a experiencias personales. Nosotros nos limitamos a contaros la historia. En ningún momento tratamos de manchar ningún nombre o institución. Esperamos que disfrutéis de la lectura y que nadie se sienta ofendido.
Esta semana os traemos la historia de uno de los encuentros ufológicos más importantes en la Comunidad Valenciana y de nuestro país, con el testimonio veraz del protagonista en fuentes como la revista «Más Allá» o el libro «La España extraña» de Javier Sierra. La magnitud y veracidad del testimonio de Don Federico Ibáñez Ibáñez, deja para el recuerdo y los anales de las investigaciones sobre Ovnis la evidencia de que no estamos solos en este mundo y que muchos de nosotros, quizás, ya hemos podido experimentar encuentros con una entidad que no es de este planeta pero que no nos atrevemos a contar. Sin más… hoy en «La Valencia Oculta»… «El Ovni de Turis».
Son las 11:30 de la mañana de un día de verano, el 25 de julio de 1979 concretamente. El protagonista de la historia, Federico Ibáñez Ibáñez que es un agricultor de 54 años, partió en su coche, un R-6, de su pueblo valenciano de Turís para dirigirse a un campo de viñas de su propiedad situado a unos kilómetros para recoger uva para la comida.
Saliendo ya de la población y adentrándose en los campos, antes de llegar a sus tierras, de repente vio lo que podría ser el reflejo del SEAT 600 del hijo del dueño de la parcela vecina y que pensó que también se dirigía a realizar labores agrícolas. Federico continuó la marcha con su coche no sin antes ver desaparecer del camino lo que creyó que era el SEAT. Poco después cuando se encontraba a unos 50 metros más o menos de distancia lo vio de nuevo, pensando esta vez que se trataba del mismo coche pero que había aparcado en el centro del camino de acceso a los campos. Fue entonces cuando el terror invadió el cuerpo de aquel hombre que no daba crédito a lo que sus ojos veían. Con mirada atónita y a tan solo unos 4 metros del objeto, que le bloqueaba el paso, pudo comprobar que aquello no era un automóvil. Aquel “supuesto” vehículo, o al menos lo que el creyó justo antes de tenerlo cerca, tenía forma de “medio huevo” luminoso, carecía de ruedas y se apoyaba en el suelo sobre dos “patas”.
-“Jamás había visto algo parecido. Era una cosa metálica muy brillante, un blanco muy fuerte que nunca había visto”, dijo Federico en declaraciones posteriores a investigaciones de ufólogos.
De repente, inmóvil y paralizado todavía en el interior de su vehículo, vio como a la izquierda de aquel objeto y de entre los arboles salen dos pequeñas criaturas que median menos de 1 metro según cuenta el agricultor. Cubiertos con un manto blanco que les cubría cabeza y cuerpo, corrían casi pegados y con velocidad hacia el objeto sin girar a mirar al hombre todavía atónito sin explicarse que era aquello.
-“El único detalle que recuerdo con exactitud fue que pude observar unos tubos negros que sobresalían de ellos, de no más de unos 7 u 8 centímetros de largo, parecidos a las gafas que se usan para soldar, pero más largas”, afirmó el agricultor añadiendo que la vestimenta blanca que llevaban parecía estar “hinchada de aire” y les llegaba casi hasta el suelo, dejando al descubierto unos pies pequeños y oscuros y unos brazos cortos, pegados al cuerpo y que terminaban en unas manos oscuras como los pies.
Aquellos pequeños seres subieron al objeto rápidamente. Aquel huevo ascendió a las nubes verticalmente y a gran velocidad mientras levantaba una gran nube de polvo y tierra, impidiendo ver a Federico con claridad desde su coche. Aun así, el testigo, tuvo tiempo de distinguir a través del parabrisas delantero una base circular lisa del mismo color blanco brillante que el resto del objeto y dejó de ver las patas mientras ascendía. Fue entonces cuando salió del coche precipitadamente, sin quitar las llaves del contacto, pero apenas pudo escuchar sonido de despegue y tan solo pudo contemplar un “pequeño círculo” brillante en las alturas y que desaparecía en el cielo. Después de ver desaparecer finalmente el objeto, Federico pudo ver que aquello fue real: 4 pequeñas huellas en el terreno formaban un triángulo perfecto.
Este pequeño relato que os estamos contando en unos cuantos párrafos apenas fueron 10 segundos para el protagonista de la historia. Después de lo ocurrido, como si no hubiese pasado nada, fue a recoger las uvas y finalmente volvió para contárselo a familiares y que acudieran al lugar para comprobar lo que el agricultor pudo ver. Desgraciadamente al llegar había otro coche, el dueño de aquella viña, aunque pudieron observar que apenas había polvo por los alrededores (quizás causado por aquel despegue del “aparato”).
Desde el fin de esta historia y tras los años, investigadores se han acercado hasta el lugar de los hechos y hacer preguntas al vecino de Turís. Asimismo se han hecho comprobaciones “in situ”, tales como medición de radiación de la zona, retratos de lo ocurrido o contar los hechos en el mismo lugar. Prueba de ello es su mención en libros como “La España Extraña” de Javier Sierra y Jesús Callejo o varios compendios y libros de ufología de maestros como J.J. Benítez u otros estudiosos de la materia, así como uno de los reportajes más impactantes de la ufología en España publicado en la revista Más Allá.
Por cierto, para aquellos curiosos que deseen comprobar toda la historia más detallada así como las pruebas y mediciones “in situ”, os dejamos el siguiente enlace que plantea la duda de “imaginación o realidad”:
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